Las presentaciones de la legendaria banda de rock Guns N’ Roses fueron una mezcla de emociones difícil de describir: por un lado la emoción, la euforia de ver a la banda en vivo después de tres décadas sin pisar estas tierras; por otro lado, la nostalgia, la tristeza de muchos fans de saber que es posible que algo así no se repita una tercera vez.
Con esos sentimientos, se gozó de principio a fin el sonido y la personalidad de estos maestros del rock: desde la impresionante voz de Axl Rose, pasando por el bajo de Duff y los sonidos del teclado de Dizzy, hasta llegar al maestro de la guitarra que es Slash; para muchos fans, escuchar sus solos y sus riffs fue la mejor parte de la noche.
Al igual que la noche anterior, la banda empezó con el clásico It’s so easy, para de ahí en adelante traernos una colección de temas imperdibles, de canciones que pusieron a los colombianos a gritar hasta más no poder: desde sus éxitos más recientes, como Hard Skool y Absurd, pasando por sus clásicos de los 2000s como Chinese democracy, hasta llegar a esos temas inmortales que envejecen como el vino mismo, como es el caso de Welcome to the jungle.
Y, por supuesto, se despidieron con Paradise city; con Axl lanzando su icónico micrófono rojo al público, y con Slash y Duff lanzando varios de sus “picks” de guitarra a quien pudiese agarrarlos.
Es un evento irrepetible, uno que los fanáticos del rock llevarán consigo por años.
