El pasado sábado 25 de octubre, el Distrito Cultural Vive Claro se convirtió en el epicentro de una jornada marcada por la nostalgia, la reinvención y la fuerza del rock moderno. A pesar de la lluvia que acompañó gran parte del día, el clima finalmente cedió, permitiendo que miles de fanáticos disfrutaran de una velada inolvidable con Linkin Park y Poppy compartiendo escenario.
La encargada de abrir la noche fue Poppy, quien continúa consolidando su estatus como una de las artistas más intrigantes y versátiles del panorama alternativo actual. Su presentación fue una muestra precisa de lo que la hace única: una fusión entre la estética pop, la agresividad del metal industrial y una teatralidad inquietante. Canciones como “BLOODMONEY”, “Anything Like Me” y “Concrete” pusieron a prueba la potencia sonora del recinto, mientras su versión de “V.A.N” de Bad Omens dejó en claro que su propuesta no teme cruzar fronteras sonoras. Poppy mantuvo una presencia hipnótica, casi mecánica por momentos, pero siempre magnética, culminando su show con “new way out”, dejando al público en un punto alto de expectación.
Minutos después, el ambiente se transformó por completo con la aparición de Linkin Park, quienes regresaron a Bogotá con una puesta en escena que combinó emoción, tecnología y una profunda conexión con su historia. Desde los primeros acordes de “Somewhere I Belong” y “Points of Authority”, quedó claro que el grupo no solo estaba celebrando su legado, sino también mirando hacia adelante con una nueva identidad.
El setlist fue ambicioso, dividido en cuatro actos, cada uno con su propio concepto visual y narrativo. Clásicos como “Crawling”, “The Catalyst” y “Burn It Down” se entrelazaron con material más reciente como “Up From the Bottom”, “The Emptiness Machine” y “Two Faced”, reflejando una etapa más experimental y electrónica en la que la banda ha sabido reinventarse.
Uno de los momentos más especiales llegó con “One Step Closer”, donde Poppy regresó al escenario para una versión conjunta cargada de energía y complicidad. La fusión de voces y estilos funcionó a la perfección, creando uno de los picos emocionales de la noche.
El cierre fue una auténtica montaña rusa emocional: “Numb”, “In the End” y “Faint” sonaron como himnos atemporales que el público cantó a coro, acompañados por una iluminación intensa y visuales que recorrieron la historia de la banda.
Con esta presentación, Linkin Park demostró que su vigencia no depende de la nostalgia, sino de su capacidad para evolucionar sin perder su esencia. Entre recuerdos, tributos y nuevas etapas, la noche en Vive Claro quedará registrada como una de las más significativas del año para los seguidores del rock alternativo en Colombia.
Fotos: German Rojas – @bergslay
