¡El sueño de los “Stargazers” hecho realidad!
Colombia (o por lo menos Bogotá, en base a mi experiencia inmediata) no es lugar en que una banda de Power Metal llene recintos –exceptuando a Helloween, cuyo aforo ha confirmado ser el mayor en lo que respecta al género- pero no cabe duda de que a sus fans no ha de medírseles cuantitativa sino cualitativamente. Antecedentes como Gamma Ray en 2010, Blind Guardian en 2011, Trivium y Dragonforce el año pasado o Stratovarius hace unos meses afirman la lealtad de los no muchos pero fervientes seguidores del poderoso hijo del Heavy Metal. El mismo Tobias Sammet lo notó, al llamarnos una “audiencia Heavy Metal”. El evento del primero de Julio nos convirtió a todos los asistentes en literales “Stargazers”, al tener en el escenario a tan increíble constelación de músicos; y quien acá tenga noción de la historia que recorrió esa tarima por casi tres horas sabrá que va más allá de tener simplemente al líder de Edguy o al clásico vocalista de Helloween, esa talentosa voz que rechazaba el metal en principio y por varios años continuó haciéndolo mientras, por varios años, aterrorizaba fans con la idea de nunca poderle ver en vivo –por lo que debemos agradecer a Tobi que haya regresado a tan jovial género, ya que según el mismo Kiske en rueda de prensa, es gracias a Avantasia que volvió a participar en un proyecto Metal-. Para aquellos que no podemos considerar la vida sin el Power Metal ver a Olli Hartmann nos transportó a las épocas que empezaron con el Dragonchaser de At Vance, genios del Power Metal neoclásico. Ver a Thomas Rettke adueñarse de su micrófono y maravillar al teatro con una voz conservada después de más de una década sin cantar en vivo junto a Sascha Paeth es lo más cercano que hemos estado (y tristemente estaremos según el mismo Thomas) de ver a Heavens Gate reunido, aquél sueño en que el Happy Metal revive. No extrañé a Tim Owens en Scales of Justice en lo más mínimo. Sin un opening act local, Also Sprach Zarathustra dio inicio al show diez minutos después de la hora programada gracias a que el promotor quería asegurarse de que todos los asistentes verían su totalidad. Este y otros gestos de parte de la organización (AGS), como por ejemplo el compartir detalles de la llegada de la banda para darles una calurosa bienvenida en el aeropuerto y el tener en cuenta los consejos de varios fans del género, además de la rueda de prensa y los eventos de lanzamiento en Jackass Bar y Helloween Bar hacen de esta una organización inolvidable. Esto sin mencionar que, aun cuando la banda experimentó problemas de retorno en sus monitores (mala suerte que les siguió desde Argentina según narra la web hermana www.solopowermetal.com.ar en su reseña)y la muerte de la guitarra de Sascha iniciando un solo, el sonido fue impecable en todos y cada rincón del Metropol. En lo personal tener a Michael Kiske en frente y escuchar su intempestiva voz fue tan surreal que parecía imposible tenerle en vivo, aquél alegre intérprete de los clásicos Keeper of the Seven Keys: cada aparición suya desde Reach Out for the Light fue escalofriante, y el verle con vivos ojos tan cerca solo acrecentaba la alegría. Además del genio musical de Kiske, el pausado pero potente Bob Catley aportaba al sonido original de Avantasia compactando el show con su reconocida voz, imprescindible desde los inicios del proyecto, lo que ayudó a perdonar (pero no pasar por alto) la ausencia de grandes voces como Kai Hansen en The Seven Angels o Jorn Lande en gran parte del repertorio (excelente trabajo el de Olli reemplazándoles, además del de Eric apropiándose de Promised Land), o aquel Ronnie Atkins que no pudiera estar presente por compromisos con su banda Pretty Maids –un clásico del metal de Dinamarca, para quien no le conozca (y que probablemente no le sea del todo desconocido, si se ha escuchado el tributo que rinde HammerFall a su Back to Back). El sentido del humor (El alma del Happy Metal en el Power Metal alemán) esta vez fue iniciado por un Eric Martin que supiera abochornar a latímida audiencia que rugía ferozmente al ser comparada con un teatro lleno de silenciosos japoneses; esto sin contar que además supo poner en un divertido ridículo a la población masculina del evento cuando pidió a las chicas su grito más apasionado. La irreverente actitud de rockstar de Martin fue un gran detonante de carcajadas, además del humor de Tobi Sammetal llamar al duo de coristas ‘señoritas’, momento en que Thomas demostró cierta delicadeza alzando sus enaguas imaginarias (talentosas ‘señoritas’ además en los teclados como lo demostraran cuando Miro Rodenberg les diera las riendas de su instrumento en Promised Land). Sobre Amanda Somerville quisiera apuntar aquello que tuve la oportunidad de decirle en persona después del show: un ángel en tarima, la belleza onírica de su voz ornamentada por aquella física. La imagen de Amanda en escena, su cabello ondeando al ritmo de la Metal Opera avivó la emoción producida por el saber que tales imágenes no estaban mediadas por ningún medio audiovisual,recordándome que estaba en vivo disfrutando de tan groso evento, en algún momento considerado imposible. Es de resaltar además el excepcional trabajo que Eric Martin demostró al tomar el lugar que originalmente pertenece a Klauss Meine de Scorpions en Dying for an Angel, ya que no es este un vacío fácil de ocupar. Savior in the Clock work hizo falta hasta al mismo Martin, quien lamentaba que no hubiera sido parte del Setlist bogotano pero, además de hacer que su fanaticada coreara Shine de Mr. Big con él a las afueras del hotel, agradeció la oportunidad de ser considerado para la gira, y añadía risueño que cuando le fue ofrecido participar de una Metal Opera, lo primero que se le ocurrió fue preguntarse qué podría él hacer en un proyecto de voces guturales (añádanse aquí las carcajadas histriónicas de la fanaticada). Para cerrar, no podía dejar de lado la alineación base de Avantasia, los espectaculares instrumentistas como Miro Rodenberg y André Neygenfind, quienes gozaron de menos atención que la acaparada por el abanico de voces desplegado pero no sin hacer un impecable trabajo en sus respectivos instrumentos. Felix Bohnke y Tobias Sammet juntos despertaron la remota ilusión de muchos fans de tener a Edguy en estas tierras, y ¿Cómo no? Con tan impecable muestra de parte de Tobi de cómo debe comportarse un Frontman de un proyecto tan ambicioso, y de Felix de cómo deben ser entregadas las versátiles baterías, desde las baladas como Farewell hasta las ‘baladas’ (según Tobi) como Shelter from the Rain. “El detalle hace la perfección, pero la perfección no es un detalle” dijo Leonardo Da Vinci, y el ejemplo perfecto para tal cita es el concierto de Avantasia. Un show sin precedentes, con un cartel que hasta el momento no se había imaginado en Colombia pero que fue realidad gracias a la gestión de AGS, a quienes personalmente (y en nombre de muchos, me atrevo a afirmar) agradezco por haber hecho realidad semejante sueño. El Setlist del evento:
- Also Sprach Zarathustra (Tema de “2001: A Space Odyssey”)
- Spectres
- The Watchmakers’ Dream (Oliver Hartmann)
- The Story Ain’t Over (Bob Catley)
- The Great Mystery (Bob Catley)
- Prelude
- Reach Out for the Light (Michael Kiske)
- Breaking Away (Michael Kiske)
- Scales of Justice (Thomas Rettke)
- What’s Left of Me (Eric Martin)
- Promised Land (Eric Martin)
- The Scarecrow (Oliver Hartmann)
- Shelter from the Rain (Michael Kiske y Bob Catley)
- In Quest For (Bob Catley)
- Lost in Space (Amanda Somerville)
- Stargazers (Oliver Hartmann, Michael Kiske y Thomas Rettke)
- Twisted Mind (Eric Martin)
- Dying for an Angel (Eric Martin)
Encore:
- 19. Farewell (Amanda Somerville y Michael Kiske)
- 20. Avantasia (Michael Kiske)
- 21. The Seven Angels (Michael Kiske y Oliver Hartmann)
- 22. Sign of the Cross (todos, presentación de la banda)
Reseña: Juan Camilo Pulido. Fotografías: Pipe Belalcazar (www.facebook.com)